En estos días me he topado un nuevo libro que ya os recomendaré. Se trata de una recopilación de emociones que nos hacen sentirnos personas vivas. Me ha llamado la atención que una de ellas ha sido la emoción del abandono. Me ha traído muchos recuerdos de cuando trabajaba con niños y niñas que vivían en residencias infantiles por habar sufrido abandono por parte de alguno de sus padres o por los dos. Se trataba de niños y niñas con los ojos siempre tristes, viviendo con la esperanza constante de encontrar a alguna familia que los quisiera como hijos. Estos niños sufrían deprivación sensorial al no haber tenido la estimulación sensorial adecuada. Se trata de niños que ha estado solos durante muchas horas del día sin recibir señales de comunicación. Cuando esto sucede el cerebro no recibe la estimulación adecuada y no se desarrolla como debiera. Se ha observado desde la neurociencia, que estos niños tienen un desarrollo de la inteligencia más lento. La falta de estimulación provoca un retraso en el aprendizaje. El no enfrentar a los niños a situaciones de experimentación, provoca la insuficiencia recopilación de información en el cerebro como para poder resolver situaciones de necesidad. El no dotar a los niños de las herramientas apropiadas para ese aprendizaje, conlleva un NO APRENDIZAJE.
Me planteo lo que estos niños y niñas sufren. Me planteo también lo que supone sentirse abandonado por parte de la persona con la que convives. La pregunta constante de ¿por qué me tienes y luego me abandonas? Seguro que en alguna ocasión hemos sentido soledad por no tener planes con nadie, por no tener con quien salir, por separación o por cualquier otra circunstancia. Pensar por un momento cómo nos hemos sentido, qué emociones y sobre todo qué pensamientos se nos han venido a la cabeza. Pues ahora tomar conciencia de que se trataba de un momento, de una tarde, de un instante en comparación a la vida completa de una persona.
Los niños y niñas que han sufrido abandono les ha quedado una huella difícilmente borrable. En la pirámide de necesidades de Maslow podemos observar que la seguridad y el amor son de las necesidades vitales para cualquier persona. Los niños y niñas que padecen abandono y que llegan a sentirse abandonados, se ven sin esas necesidades cubiertas.
En los niños en situación de acogimiento familiar sucede algo contradictorio. En mi experiencia de educadora y como madre acogedora he podido observar que estos niños viven con una contradicción emocional. Por una parte tienen ese sentimiento de haber sido abandonados por sus madres y padres biológicos. Les inundan las preguntas de ¿Por qué me abandonó? ¿qué sucedió para que se fuera?¿Qué hice yo para que no me quisiera? En la mayoría de las ocasiones se culpabilizan del hecho de haber sido separados de sus padres. Se atribuyen causas propias en su manera de ser para justificar esa separación. Se sienten abandonados. Pero por otra parte sienten que están cuidados y protegidos por la nueva familia que tienen. En su interior hay una gran angustia por reconocer este segundo sentimiento. Es como si no pudieran sentir emociones agradables. En su interior pesa más la emoción de abandono que la de cuidado y protegido. En mi vida, ha tenido que pasar mucho tiempo para poder observar que esta balanza se mueve hacia el otro sentido.
Creo firmemente que las familias tenemos un papel muy importante en la educación emocional de los hijos. Qué podemos hacer para que nunca sientan abandono? Os doy algunas pistas que a mí me han ayudado.
ACOMPAÑA LA EMOCIÓN. Cuando un niño convive con nosotros en acogimiento familiar y sabemos que se siente abandonado por sus padres biológicos podemos hacer una gran labor educativa. Podemos ayudarle a que saque la emoción, que la identifique, la ponga nombre y la reconozca como suya en una parte de su cuerpo. Con ello ya le estamos ayudando a gestionarla. Si además le enseñamos a tomar conciencia de lo que siente y qué pensamientos son los que le provocan esa emoción, le estamos ayudando a autorregularse. Si es capaz de cambiar los pensamientos, sentirá emociones diferentes ante la misma situación. Le enseñaremos a sentirse capaz de aceptar lo sucedido. Le podemos presentar un futuro con nuevas posibilidades. No se verá así mismo como niño resignado en su vida, sino aceptando los hechos y gestionando él mismo. LE DOTAMOS DE PODER, DE CAPACIDAD Y DE DECISIÓN.
Cuando los niños son bebés es muy importante el contacto corporal con la mamá o el papá. Los niños de las mujeres que siempre llevan a sus hijos en brazos se sienten más seguros y tienen un aprendizaje en edades escolares más rápido que los que han tenido mayor separación corporal. ABRAZA, MIMA A LOS NIÑOS QUE TENGAS CERCA. SERÁ IMPORTANTE PARA SU DESARROLLO FÍSICO, INTELECTUAL Y AFECTIVO.
DEDICA TIEMPO. Será muy importante la calidad de ese tiempo. Las familias de nuestra sociedad nos atribuimos muchas tareas para cada día. A menudo decimos que nos faltan horas para hacer todos lo que deseamos. Pero yo me pregunto y os invito a preguntaros, si en todo eso que deseamos hacer en un día, contempla el dedicar tiempo a nuestros niños (con los que convivimos o con los que trabajamos). A lo mejor nuestra primera tarea será revisar nuestra escala de valores y ver qué hacemos en todas esas horas y para qué los hacemos.
INVITA A LA RESPONSABILIDAD. Si a los niños que tienen el sentimiento de abandono y que además se sienten culpables por pensamientos que replanteen cómo son ellos mismos, se les invita a realizar pequeñas tareas que les lleven a éxito, estaremos fomentando su propia autoestima y su valía ante la vida. Anteriormente he comentado lo importante que es abrazar y mimar a los niños para potenciar la seguridad y protección. Pues bien ahora hablo de cuando ya observamos que esa necesidad está cubierta, podemos contribuir a la autonomía de los niños. Otorgándole tareas a realizar acordes con su edad, reforzándole cuando concluya esas tareas para sentirse protagonista de sus propias acciones y éxitos. Así fomentaremos la repetición de ellas y el niño crecerá en ambiente de confianza en sí mismos. Aumentando este sentimiento progresivamente, irá disminuyendo la sensación de haber sido abandonado.
QUIERE MUCHO AL NIÑO. Haz una apuesta vital por él, dile que le quieres todos los días. Puede que lo sepa, pero necesita escucharlo. Confía en él y díselo también. Escuchar que alguien confía en ti te otorga serenidad, responsabilidad y atrevimiento para lanzarte aquello que deseas hacer.
CREA SUEÑOS JUNTO A ÉL. Mi experiencia casi siempre me ha demostrado que preguntarle al niño lo que desea hacer dentro de 2 o 3 años, lo que quiere ser de mayor o cualquier otra pregunta que pueda entender, ayuda a construir un futuro juntos. Ayuda al adulto a conocer los deseos del niño, aquello que le apasiona. Ahí hay una gran oportunidad de poner a su servicio todos los recursos y herramientas que puedas para conseguirlo. Sueña con él. Apuesta por, confía en él y fomenta todo aquello que puedas hacer para cumplir con su sueño. Te acuerdas cuando has visto cumplido tu sueño? Acuérdate y piensa cómo te has sentido. Así se sentirá tu hijo o tu alumno cuando tu le ayudes a conseguirlo. Se creará un lazo fuerte entre los dos que irá disminuyendo ese sentimiento de abandono que le ha perseguido durante su vida.
ERES UN SER ESPECIAL, UN SER SIN IGUAL.
QUIÉRETE, ÁMATE Y CONSTRUYE TU PROPIO FUTURO
MAR SÁNCHEZ RODRÍGUEZ www.marsanchezpsicologa.com